Ariel nuestro Sigfredo

Para Ariel, nuestro Sigfredo

Por: Abel González Fagundo

Nos dejó su cuerpo...a su alma la escucho tararear sobre las aguas del San Juan, un cauce que hizo suyo.

Toda la vida es un ensayo inconcluso. La escritura queda abierta, sin cierre. Similar a la reescritura continua de la que habla Humberto Eco, pero que en esta extensión lejana a Montaigne siempre hay algo que falta, una idea que no alcanzamos, un poema no escrito, una vida que termina pronto, otra que como culebra se pudre y acaba sin reconocer un verso. 

Sigfredo Ariel
 

Toda la vida es un ensayo.

Aún desde la perspectiva de quién observa desde el puente alto de concreto (Essais) el abismo reformado que nos enseña un río turbio. No importa que no quieras saltar, alguien, algo nos empujará y antes de que la humanidad impacte, ya lo sabremos todo.

Hay vidas demasiado cortas, vidas de luz. Son agujeros de amor que reconstruyen y nos devuelven la existencia como arte.

Gracias a los Ochenta del siglo pasado y suena como ha siglo antiguo cuando en realidad es aún mas joven que este. Ellos asaltaron a Virgilio, nos enamoraron de Loinaz. Lezama les fue tan irrefutable que la isla se hubiera hecho continente y la preferimos isla… Chovinismo de isleño, las gafas de Varela mojadas en España por olas peregrinas.

Hermano, si tomas rumbo oeste te encontrarás con Luis Marimón. Mucho me gustaría saber si encontró la sirena liviana de ojos color del tiempo.

Sabemos que Milanés vive su prima. Es un secreto, lo comprendo, ¿Isa debe ser una de esas bellezas que enloquece?

No encontraras por allí a los franceses, se tiraron junto a Nietzsche mientras miraban el espejismo del abismo.... Europeos, bellos y ridículos, no se explicármelos.

Neruda y Vallejo tienen lo suyo, los comunistas siempre están tramando alguna revolución.

En algún lugar, ojala supiera exactamente donde, Jean Cocteau fuma algo de opio junto a Cortazar mientras Borges los observa con un bastón multicolor, una especie de vara mágica de donde florecen los conejos.

Acurruca al negro, dale un trago de Habana Club siete años. Escobar puede salir volando en cualquier momento. Y el ángel te llevará aún mas lejos, sobre sus alas enormes.

Tu luz, Brother, tu única luz.

Ustedes, tú entre ellos nos devolvieron Orígenes; Cintio, Fina, Eliseo, Virgilio, Lezama… Luego a ese huracán que con picardía se dice ciclón, un Arrufat que se maravilla del tiempo y lo disfruta. Las ediciones “El puente”; Nancy, Georgina, Furé, Lina de Feria – que por fin fue alcanzada por el merecido Premio Nacional de Literatura- Barnet… y tantos otros que no podría mencionarlos, no obstante, quisiera. Aunque siempre guardo un sitio para Luis Lorente, esa irreverencia hecha verso y que mucho me nutrió.

Quédate por aquí, se nuestro embajador entre dos mundos.

Un homenaje es lo que no es… tierra turbia. ¿Pero cómo me quedo con este fuego dentro?

Tanto que diste y tanto que tenías por dar. Mis lágrimas quieren seguirte. No estoy triste... Marca el paso, corremos un rato contigo aunque no logremos alcanzarte, siempre ganas…

 

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