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Mostrando entradas de 2008

Carta abierta a los señores Hugo Bukoswski y Abel Francés

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La idea es algo confusa. Por un lado no sé si es un texto de Hugo Bukoswski acerca del poeta Charles Hodelín, o Charles Hodelín escribe al otro. O tal vez sea que en realidad Hugo Hodelín escribe a Charles Bukoswski. La idea es una broma pero funciona. Por otro lado encuentro que Abel Francés no es un apellido, ni mucho menos la nacionalidad del poeta; pero funciona muy inteligentemente que sea un Abel de Francia cuando en realidad es nuestro amigo Abel G. Fagundo quien escribe un texto para Jean–Pierre Duprey. La “culpable” de esta confusión que me resultó agradable, diáfana, es Laura. Nombra con estos confusos nombres unas carpetas que señalan no una verdad disparatada. Sin querer Laura me ha dado la clave para estas palabras que de algún modo refrendan las poéticas que insinúan y ofrecen estos autores, algo que muy bien hacen compartiendo el drama de ellos con el de Bukoswski o Jean–Pierre Duprey. La geografía y la poesía están juntas, inscritas en lo que creo un azar concurr

Paisajes en el borde de la realidad

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En la contraportada del libro de cuentos “Paisajes en el Borde” pueden leerse estas notas del editor:   "Las historias que reúne este libro nos muestran un paisaje nada contemplativo, nada estático: Los cuentos de Isnalbys Crespo pulsan temas comunes, cotidianos, pero de una dinámica surreal, impresionista, teatral, los límites, los difíciles lindes que separan o unen el amor, el odio o la amistad, el sueño y a la realidad, mueven a estos personajes, siempre al borde de sus instintos, en ambientes alucinados, fabulosos, que limitan lo dramático, los grave de sus experiencias." Paisajes al borde llega a la narrativa escrita por matanceros en un momento de crisis, dispersión quizás, en el que no puede clarificarse - como en el caso de la poesía- la existencia de una “grupalidad”, de un movimiento que abarque diferentes variantes estéticas y generacionales. Hay algunos autores importantes, destellos individuales que han alcanzado ubicar su obra en diferentes niveles; pero

Cuando la amortajaron descubrieron los destellos *

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Con la muerte de Digdora Alonso en Julio de 2007, llega a su fin el ciclo escritural de una singularísima voz poética. Su longevidad le permitió transitar por diferentes momentos, nos permitió a nosotros conocerla, desentrañarla, rescatarla… Ignorada durante mucho tiempo, este silencio llegó a su fin con el arribo de los años ochenta primero, luego los noventa, dos generaciones sucesivas que le devolvieron la atención, siempre acompañadas por esos tesoreros atemporales que se identificaron con su obra desde siempre y entre los que es justo destacar a Rolando Estévez y Alfredo Zaldivar. Digdora fue dueña de una estética peculiar, si se quiere distinta, ajena a sus contemporáneos. Su poesía avanza por caminos diversos. El libro “Bajo el Hongo” es un ejemplo innegable de esa estética-“rara” de la que se ha hablado en múltiples oportunidades; casi siempre citando las valoraciones de Dulce María Loynaz, que a mi juicio, de tanto conocerlas hemos desfigurado la idea esencial de esas p