Diálogos con Hugo (3)





Abel:

Yo en lo particular ,atrapado en mi soliloquio, mirando en el verde del monte, como un ojo que adivina al azar y no se  da cuenta que la vida pasa, que la vida ,no es más que ese gato ausente que salta sobre las paredes, quizás lo más aconsejable ahora, pueda ser leer a Keats, tumbarse en un sitio, y acompañar los metales de las orquesta en esta orgia de sonidos, en la cual me atrapo, oyendo jazz,  saxos ,desafiando, mientras las trompetas vuelan y los trombones acortan los espacios. 

Yo batido contra el tiempo y el piano de siempre siguiendo los acordes, es más prudente tomar café, fumarse un guitarro y preguntarle al destino, donde están las señales que se quedaron en el pasado, ya somos nuestras propias historias, nuestros manifiestos, los arboles desnudos en el cielo gris, las marismas que se acoplan, en el desliz de la mañana, los aguafuertes que dejamos para el después, las citas citadinas, ahora en este mismo  momento, una mujer me puede estar esperando en una esquina, una esquina cualquiera, en cualquier parte del mundo, pero vuelvo a mi celda y oigo la sinfonía que desprenden los carros cuando aceleran. Este usted, Hugo Hodelín quieto, solo concéntrese en su ordenador, deja las apuestas para el después, no se atreva apostar ahora, ahora es otro el tiempo, es otra la mirada ,el plato de congris, los vasos sobre la mesa, los manteles blancos, el desorden de esta vida que es un paso, hacia las arenas, un espacio en que me detengo, un espacio, en el cual avanzo  y cuando alguien toca a la puerta, la voz se adelanta y me dice : Yo no sé.

                                                                 Siempre, HUGO

Hugo:

De lunes a viernes observo por un instante al señor que fuma su tabaco en una esquina del banco - frente a la ceiba que ha querido ser rueda, pieza de un todo en movimiento-  siempre está vestido con su overol carmelita y su viejo casco de obrero. Trato de imaginarme su locura, el color, la calidad de las imágenes en su mundo de fantasía ¿Acaso el único donde ser feliz o no serlo es irrelevante?. No conozco su historia, no me detengo, hay algo de traición y de mezquindad en perturbar su tiempo. Mañana yo podría ser quien mira a la gente pasar, extraviado en un verso, desde la primera a la última palabra, en círculos… mi verdad será entonces del largo de una estrofa… Y no sabré en que momento me convertí en el loco de la esquina.

                                                                  Siempre, ABEL

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