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Mostrando entradas de 2017

A 131 años del natalicio de Agustín Acosta, tertulia con Carilda Oliver

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Por: Yolanda Brito Álvarez Las tardes de noviembre son limpias.  El sol, apurado por esconderse, destella sus últimos suspiros... la gente camina por la cera de la sombra y perciben como se escurre la claridad.  El aire retoza con  un cabello laceado. Pareciera que la luz de esta calzada bailara al ritmo de la matanceridad  y se moviera al compás de los poetas que la vieron desde sus pañales, entrar  por primera vez por el filo  de sus ventanas. Grupo de Invitados junto Yolanda Brito (Blusa Violeta) y Carilda Oliver Labra Así fueron las últimas horas  de la tarde del lunes 6, en Tirry 81, para un grupo de intelectuales y poetas que desde Jagüey Grande, llegaron hasta la histórica casona,  para compartir con su  anfitriona, una fecha que se hace repetible desde el sentimiento y la memoria a los que se congregaron: el 12 de noviembre, natalicio de Agustín Acosta y Bello, el poeta de Ala ,  el poeta de las carretas, el poeta de la camisa zurcida, el poeta q

Gana Abel González Fagundo concurso-debate Milanés

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Por: Norge Céspedes Por su poema "Reminiscencia arqueológica del ángelus naranja", el poeta Abel González Fagundo mereció el premio del Concurso Debate de Poesía Milanés 2017, tradicional certamen cuya convocatoria está abierta solo para autores residentes en la provincia de Matanzas. Según declaró González Fagundo, el texto ganador, perteneciente al poemario inédito “Agua de fuego”, “es un juego que parte de una interpretación (desconstrucción) del surrealismo; toma como base al cuadro de Salvador Dalí "Reminiscencia arqueológica del ángelus de Millet" y arranca con una cita de Bretón”. Abel G. Fagundo lee el texto que resultó premiado (En la Casa Digdora Alonso, sede de Ediciones Matanzas)      “Pero no es un poema surrealista —precisa el autor—, más bien se trata de una especie de homenaje-negación que juega y de alguna manera contrapone dos realidades diferentes, las del surrealismo europeo y las nuestras. El final, de aparie

Guillermo Rodríguez Rivera, la alegría de los saberes compartidos

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Por: Yolanda Brito No podría decir que la casualidad lo trajo hasta Jagüey Grande. Fueron momentos,  como pueden ser otros, en que las coordenadas de la vida confluyeron para enriquecer, para airear las atmósferas cuando se cargaban de cosas superfluas y sin sentido. Guillermo Rodríguez Rivera en Jagüey Grande. Años 80 del Siglo XX.  Foto Inédita de los archivos de Yolanda Brito Álvarez Así eran aquellos tiempos en que Guillermo Rodríguez Rivera, profesor y amigo, aceptó pasar unos días enrolado en el importante evento que era el Premio Victoria de Girón, abril de 1988, nuestro  paradigmático cónclave que no por desarrollarse en un pueblo de provincia, se le podían hacer desgarrones, y que merecería un análisis personalizado para que no olvidemos la historia de las letras que se ha escrito con “ pluma de penachos largos” como diría nuestro poeta Agustín Acosta.

Estudiantes norteamericanos traducen a poetas cubanos

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Abel G. Fagundo en el momento de la lectura de poemas Un grupo de estudiantes de la Universidad de Houston, Texas, lleva a cabo la traducción (del español al inglés) de varios poetas cubanos, como parte de un proyecto de intercambio cultural que se desarrolla desde el día 10 y hasta el próximo 21 de julio en la ciudad de Matanzas. El singular proyecto, denominado Cuba Traducida, y que forma parte de un curso de verano de la universidad norteamericana, se realiza en colaboración con Ediciones Matanzas, en cuya sede tienen lugar los talleres de traducción.

La trascendencia del abismo

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Imagen: David Duke: "un abismo propio" Por: Abel G. Fagundo La poesía sigue allí, aferrada a los bordes del abismo mientras todo lo demás le pisotea las manos. Caerá al fondo moribunda, en los últimos días de la especie; cuando las maquinas la recojan para rehacer sus partes con la sorpresa de un estremecimiento.  El primer verso binario y otra vez el abismo, equilibrista entre la sensibilidad y el poder. Por los bordes de la existencia, siempre, mientras el tiempo exista y alguien o algo se afanen en comprenderlo, traducirlo, desvirtuarlo. 

Mi provincianidad beisbolera es pinareña (II)

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Por: Abel G. Fagundo Nadie me ha pedido definiciones beisboleras, ni siquiera creo que le importe mucho a la mayoría de mis amigos o conocidos cual es mi equipo de Béisbol.   Hace unos tres años, después de asistir a un juego en el estadio Victoria de Girón en la capital yumurina, escribí un breve e íntimo articulito titulado “Mi nacionalidad beisbolera es pinareña”. Jugaban Matanzas contra Pinar del Río, era el momento de la definición. El instante para fundar una alianza diferente con el equipo de mi tierra "Los Cocodrilos de Matanzas” o de reafirmar mis simpatías por los “Vegueros de Pinar del Río” 

Siempre Poeta

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Mario Duque y Abel G. Fagundo El cantautor Mario Duque ha tenido la deferencia de publicar esta nota sobre mí en su Blog personal. Mario, cuya grandeza solo es igual a su bondad, exagera sobre mi poesía, lo hace desde el cariño; pero como ya paso de los cuarenta y siento un respeto profundo por la obra de Duque, no puede evitar que sus palabras me mocionaran; como a un niño que recibe el abrazo cómplice de un compatriota apreciado. Sus canciones deber ser escuchadas, promocionadas para que pueda comprenderse la dimensión de su talento. ................................................................................. Siempre Poeta Por: Mario Duque Tomado del Blog del Trovador: http://marioduque.cubava.cu/

Ha muerto Guillermo Rodríguez Rivera

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Por: Abel G. Fagundo Ha muerto Guillermo Rodríguez Rivera y la isla letrada pierde a uno de los escritores e intelectuales más polémicos e interesantes de toda una generación. Nuestra ápoca le quedó debiendo el Premio Nacional de Literatura, los motivos son escurridizos y pasan por la trama de lo extra literario, las pequeñas mezquindades de los vivos. 

Otro tres de marzo y la república de Platón

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Día del poeta..  Felicidades, menos mal que solo rigen algunos estatutos simbólicos de la república de Platón, allí nos hubieran dado de comer y luego seriamos expulsados por peligrosos; en el mundo de hoy...¿?.. bueno me confundí.. Abrazos a los amigos de tantos años.  A los mas cercanos y a esos otros que aparecen como breves destellos y refuerzan nuestra desconfianza.  La poesía no es un misterio; pero dejémosla así, para que provocar a una bestia tan peligrosa. MI abrazo a todos los poetas.  (Abelito o Abel G. Fagundo, depende de Platón)

Un premio que le debemos a la literatura nacional

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Por: Abel G. Fagundo Al principio fue una sensación amarga, como la que se siente ante las cosas injustas, ahora ya es molestia franca. Imaginé durante algunos años que se me escapaban la mayoría de las variables que estaban en juego, que veía solo algunos árboles y no todo el bosque; pero las justificaciones se van oxidando, algunas envejecen ridículamente…  No se puede justificar -al menos yo no puedo- que Guillermo no tenga el Premio Nacional de Literatura. No desmerito a ninguno de los que bien lo han ganado; pero ya pasa de ser una prolongación ¿Un castigo quizás? para convertirse en un error de dimensiones histórico-literarias.  Si al final, no se lo dan, la literatura tiene la última palabra. Los contemporáneos pasaremos, luego saldrán a flote las pequeñas mezquindades, los demonios que habitan en toda generación, el mal aura de quienes ostentan determinados poderes, tensas influencias. 

Mis últimos agostos del siglo XX

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Por:  Abel G. Fagundo En los finales del siglo XX –ese intenso período de revoluciones y caídas al abismo– un grupo de jóvenes de la provincia nos reunimos en Colón, liderados por José Manuel Espino, quién  cada cierto tiempo tiene la virtud de renovarse y dejar entrever la chispa del muchacho tras sus ojos. Aquellos encuentros de jóvenes creadores fueron como una barcaza en medio de la tormenta. Las condiciones económicas lijaban la esperanza –circunstancias más que conocidas sobre las que se han hecho múltiples lecturas– Colón se convirtió entonces en una especie de refugio cíclico,  intenso;  breve invitación para reunirnos por dos días, leer poemas, escucharnos y sobre todo compartir, interactuar. Esos momentos entre la galería municipal, la casa de visita de cultura y el hotel Santiago Habana fueron otro punto de partida, quizás el espigón de izaje. Yo había descubierto la poesía entre las flores –casi fantasmales– de dos ceibas muy próximas, su sombra. El libro de poem