Carta abierta a los señores Hugo Bukoswski y Abel Francés

La idea es algo confusa. Por un lado no sé si es un texto de Hugo Bukoswski acerca del poeta Charles Hodelín, o Charles Hodelín escribe al otro. O tal vez sea que en realidad Hugo Hodelín escribe a Charles Bukoswski. La idea es una broma pero funciona. Por otro lado encuentro que Abel Francés no es un apellido, ni mucho menos la nacionalidad del poeta; pero funciona muy inteligentemente que sea un Abel de Francia cuando en realidad es nuestro amigo Abel G. Fagundo quien escribe un texto para Jean–Pierre Duprey.
La “culpable” de esta confusión que me resultó agradable, diáfana, es Laura. Nombra con estos confusos nombres unas carpetas que señalan no una verdad disparatada. Sin querer Laura me ha dado la clave para estas palabras que de algún modo refrendan las poéticas que insinúan y ofrecen estos autores, algo que muy bien hacen compartiendo el drama de ellos con el de Bukoswski o Jean–Pierre Duprey.
La geografía y la poesía están juntas, inscritas en lo que creo un azar concurrente que une a dos poetas de esteEn el bosque fránces de la Calle Medio. Abel G. Fagundo espacio geográfico. Para Hugo, Bukoswski está en su misma desgracia. Hay esta pobreza que él ubicó no en Los Ángeles y San Francisco, sino que nos llama a la puerta, entra en nosotros desde su dimensión de poeta humano dentro de la ciudad de Matanzas, que es humilde y pequeña pero es la nuestra. Su lealtad a lo sucio es reflejo de un mundo que muy bien entronca con aquel alcohólico que nos golpea el rostro o se acuesta con las putas más tristes y pobres de su barrio… O se acostaba. El poeta que duerme en tugurios como que buscando la poesía que no es la mirada light a la ciudad, sino ese dolor que ocultan de los triunfadores. Para Abelito el bosque de Duprey es tan sacrílego porque lo halla en las cuadras y bocacalles de la sencilla calle Medio de Matanzas. Geografía del silencio y el polvo, mirada a lo maldito que recurre al sonido de las palabras, a la aplicación de una verdad que ya no es anunciar una muerte en medio de una puesta en escena sino consumar una mirada al mundo desde lo alucinante.
Hugo es un poeta sucio, no desde el oficio. Abel es maldito, con esa maldad que permanece entre nosotros más allá del camino que nos esconde un recodo o del trago de ajenjo, para nosotros los rones humildes que degustamos en pandillas sin posibilidad de llenar de grafittis el mundo. Ambos miran una perspectiva sin igual a la hora de escuchar cómo cantan estos poetas en ellos mismos. Ambos son mis amigos desde el momento mismo que tengo a bien presentar una “Carta abierta a Hugo Bukoswski” o pasearme “En el bosque francés de la calle Medio”. Amigos míos desde hace ya mucho tiempo.
Estas palabras las encuentro difíciles en realidad. Tanto dolor apuntala la poesía que se traduce en ocres y sepias. No puedo pensar un bosque en medio de la ciudad sin tener como vecino a un hombre como Charles Bukoswski que está de bar en bar y de puta en puta. Hugo denuncia la pelea sucia, los golpes donde no debían haberle dado golpes. El poeta hundido entre la mierda y haciendo de ella poesía, el poeta entrañablemente hermano, hijo y padre, también “mirando la mulata de tetas grandes”. Abelito orina con su falo a soldados, o cree que no le alcance, escondido porque “todos somos aquí refugiados de la suerte”. Subvierte la suerte y la gracia y se esconde en sí mismo para mostrar a este extranjero hermano de su soledad ese bosque tan sacrílego como el que en Francia Duprey colocó como pretexto para su suicidio.
Para quienes la poesía sigue siendo un canto y no un arrebato les recomiendo que no anden por aquí. Las calles de Matanzas no están pintadas con el color local de lo que llaman “matanceridad”. Los que no temen a lo que puedan hallar les aseguro que la trayectoria es dura. Golpes duros y bajos, al mentón, a la poesía barata. Es recomendable para señoritas sin miedo y venerables ancianos que ya no les importa qué piensen de ellos. Es, en resumen, dos textos que se apilan en la memoria y nos entregan la culpa del callar y el triunfo del grito.

Las plaquettes "Carta Abierta a Charles Bukoswski" de Hugo Hodelín Santana y "En el Bosque Francés de la Calle Medio" de Abel G. Fagundo, fueron publicadas por Ediciones Vigía en el 2007, ambos textos merecieron el Premio América Bobia del 2006.

Gaudencio  Rodríguez SantanaPor: Gaudencio Rodríguez Santana(Perico, Matanzas, 1969). Ha publicado entre otros, los libros de poemas "Accidentes", (Ediciones Matanzas, 2003), "Teatros vacios", (Ediciones Matanzas, 2003), "En la moviola", (Ediciones Avila, 2006)

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