La apertura de un tiempo
Es bastante que la muerte lo sorprenda
cincelando, cincelando.
El Indio Naborí
Me miraba a los ojos
con la sonrisa nerviosa,
exageradacomo quien mira a un animal de circo.
Dijo suave,
contando las palabras del discurso
y cierto diablo cojo le bailaba en el rostro:
Hoy te toca la mezcla de cemento
el martillo de hombrecon el que tus semejantes
arman el progreso.Hoy te toca doblar la irreverencia
soportar con tu espalda las columnas del mañana
las estructuras que sostienen la esperanza.
Y cincelé en las paredes.
Cincelé poemas en las piedras…
Así construyo esta atalaya
esta madriguera de versos
que también sostienen la creencia.
cincelando, cincelando.
El Indio Naborí
Me miraba a los ojos
con la sonrisa nerviosa,
exageradacomo quien mira a un animal de circo.
Dijo suave,
contando las palabras del discurso
y cierto diablo cojo le bailaba en el rostro:
Hoy te toca la mezcla de cemento
el martillo de hombrecon el que tus semejantes
arman el progreso.Hoy te toca doblar la irreverencia
soportar con tu espalda las columnas del mañana
las estructuras que sostienen la esperanza.
Y cincelé en las paredes.
Cincelé poemas en las piedras…
Así construyo esta atalaya
esta madriguera de versos
que también sostienen la creencia.
Comentarios