La tolerancia tiene dos vías
Basta una pequeña llama que encienda un tema, una contradicción y rápido aparecerán las palabras violentas de quien no sabe defender un criterio sin rabiar. Somos seres humanos, criaturas imperfetas y está bien –y es lógico- que de vez en cuando las pasiones se enciendan, más aún cuando nos corre está sangre mestiza, caliente, inmensamente rica; irradiada por un violento sol caribeño.
Pero si el
único recurso para defender lo que piensas es la violencia verbal, casi siempre
hueca porque no ofrece muchas hendiduras para que el tiempo brinde un margen a
la razón. Si ese es el único recurso –la orilla, la chancleta veloz- entonces
dudaré profundamente de tu visión sobre de la verdad.
Convencer a martillazos
es una idiotez Cipollesca. No hay que temerle al debate, ni siquiera a la
vociferación ignorante; pero ¿valdrá la pena tomarla en serio? Sabemos -por la
experiencia de la vida- que la
profundidad y belleza que encierra la clásica frase de Voltaire sobre el
derecho a la opinión; en la práctica no siempre funciona y suele quedarse en
los marcos de lo ideal, no de lo real.
La
tolerancia (un concepto muy mal interpretado) tiene dos vías. Tolerar no
significa estar de acuerdo. La gente inteligente, con sentido común expresa su
razones, las defiende; los otros abultan la mochila de adjetivos manidos –con
apariencia de fuerza- No se defiende bien la palabrería maquillada con gritos, eventualmente
dejaremos de escucharle.
Si está
leyendo esta breve nota, imprecisa, a penas introductoria, usted y yo sabremos de
inmediato que surtirá poco o ningún efecto. Pero que falta nos haría un poco de
contención. Solo avanzar en determinados debates, encontrar puntos comunes, dialogar;
un camino excelente para ir encontrando algunas propuestas, algunas soluciones,
caminos por los que avanzar un rato juntos… Y si hace falta, se sube el tono,
se replica, se arma la contra respuesta. Allí dentro de los matices de un
idioma en el que se pueden decir tantas cosas sin la evidencia burda del ignorante
intolerante o del genio intolerante; para el caso, no es la condición primaria
lo que en este caso importa.
No sé si soy
capaz de defender con mi vida algo, en todo caso no será el derecho del otro a
pensar diferente, ya eso está hecho; creo que en nuestros casos basta con
tomarlo en cuenta, al menos de cuando en cuando. Unas cuantas líneas, unos
bocadillos, hasta que los adjetivos suban el tono y la primera chancleta salga
volando.
Nos dice la RAE a través
de San Google sobre el significado de tolerancia:
Actitud de la persona que respeta
las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas aunque no coincidan con
las propias.
"les enseñan a tener un sano
espíritu de tolerancia que les haga apreciar y respetar las opiniones
ajenas"
Por: Abel G. Fagundo
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