* Texto enviado por Damaris Calderón para ser leído en el espacio “Como Ángel Cierto” de Ediciones Matanzas. Esta tertulia fue dedicada a Abel González Fagundo, el 17 de diciembre de 2010, en la “casa de las letras”, antigua morada de la poeta cubana Digdora Alonso. Si, como dice Eliseo Diego, uno no nace en un sitio por azar, sino para dar testimonio, más de algo habrá, áspero, agridulce, como las naranjas de su suelo, que testimoniar de Jagüey Grande, ese pequeño pueblo, al sur, donde las tablas de las maderas de sus casa, de sus empalizadas, no han podido impedir que irrumpa la poesía, saltando las ventanas, los cerrojos. De un tiempo que se pierde en mi memoria, como los trillos del pueblo, son mis imágenes de Abel, de “ Abelito”, con sus primeros poemas, llegando a un taller literario, que, como un candil, iluminaba Yolanda Brito. Ahí vi crecer sus versos y luego sus libros, publicados con ese aroma de la provincia. “ El costal de los pecados”, ...